Las desgracias también, si pasan tres años, sirven para algo: Proverbio japonés

Proverbios

Pronunciación de “禍も三年経てば用に立つ”

wazawai mo sannen tateba you ni tatsu

Significado de “禍も三年経てば用に立つ”

Este proverbio significa que incluso si algo es actualmente un desastre o evento problemático, después de que hayan pasado tres años, esa experiencia se volverá útil de alguna manera.

En otras palabras, nos enseña que las dificultades, fracasos y experiencias dolorosas que estás enfrentando actualmente se transformarán en activos valiosos con el tiempo. No es que la desgracia en sí misma se convierta en algo bueno, sino que el conocimiento, las lecciones y la fortaleza mental obtenida de esa experiencia se utilizarán en diferentes situaciones en el futuro. No hay experiencia desperdiciada en la vida, y sin importar cuán doloroso pueda ser un evento, te ayudará a crecer y convertirse en una fuerza que ayuda a otros o se convierte en el poder impulsor para abrir nuevos caminos. Este proverbio se usa cuando se anima a alguien que está actualmente en una situación difícil, o cuando se reflexiona sobre experiencias dolorosas del pasado y se da cuenta de que fueron valiosas para quien eres hoy. No significa simplemente que el tiempo resolverá todo, sino que encarna una actitud de utilizar activamente esas experiencias.

Origen y etimología

Respecto al origen de este proverbio, la teoría de que surgió de las experiencias de vida de la gente común durante el período Edo es generalmente aceptada. Las personas de esa época eran rutinariamente afligidas por varios desastres como calamidades naturales, enfermedades y dificultades económicas. Sin embargo, se cree que este dicho nació de la experiencia real de que tales situaciones difíciles inesperadamente se volverían útiles de alguna manera conforme pasara el tiempo.

El carácter chino para “desgracia” (禍) originalmente se usaba para representar la ira divina o desastres naturales. En la antigua China, los desastres se percibían como advertencias o pruebas de los dioses, y había una filosofía de que las personas crecerían al superarlos. Esta forma de pensar se transmitió a Japón y se fusionó con el sistema de valores único de Japón de “el tiempo lo resuelve todo” para convertirse en su forma actual.

El período de “tres años” también tiene un trasfondo interesante. Desde tiempos antiguos en Japón, el número tres ha tenido un significado especial representando completitud o cambio. La razón por la que el período de tres años se usa en muchos proverbios como “Incluso en una piedra por tres años” y “Duraznos y castañas tres años, caquis ocho años” es probablemente porque se reconocía como el tiempo necesario para que los humanos acepten algo y crezcan usándolo como alimento. Este proverbio también es una cristalización de la sabiduría nutrida dentro de tal sentido del tiempo.

Ejemplos de uso

  • Ese desempleo de entonces se ha vuelto tan útil en mi trabajo actual que puedo pensar “Las desgracias también, si pasan tres años, sirven para algo”
  • La experiencia de ser hospitalizado debido a una enfermedad también sigue “Las desgracias también, si pasan tres años, sirven para algo,” y ahora como enfermera puedo entender muy bien los sentimientos de los pacientes

Interpretación moderna

En la sociedad moderna, el significado de este proverbio se ha vuelto más profundo y complejo. En nuestra sociedad de la información, hemos desarrollado una fuerte tendencia a tratar inmediatamente de eliminar los fracasos y dificultades como “cosas malas”. En las redes sociales, solo las historias de éxito reciben atención, mientras que las historias de fracaso tienden a ocultarse. Sin embargo, precisamente debido a esta era, el valor de este proverbio está siendo reconsiderado.

Hay muchas desgracias específicas de la modernidad como fracasos en cambios de trabajo, problemas interpersonales y reveses empresariales. Sin embargo, con el desarrollo de la tecnología, las oportunidades para utilizar estas experiencias también han aumentado dramáticamente. Por ejemplo, las experiencias dolorosas en empresas tóxicas pueden convertirse más tarde en conocimiento especializado como consultor para mejorar ambientes de trabajo, o las experiencias problemáticas en redes sociales pueden convertirse en materiales de enseñanza valiosos para la educación en alfabetización digital.

En tiempos modernos, el período de “tres años” también se ha vuelto relativo. En la era actual de cambio rápido, las experiencias a menudo se utilizan en períodos más cortos que tres años. Por otro lado, aún toma un tiempo considerable para que las heridas emocionales sanen.

Lo importante no es simplemente “soportar” experiencias difíciles, sino la perspectiva de cómo “transformarlas”. Las personas modernas tienen medios abundantes para verbalizar sus experiencias, compartirlas con otros y devolver algo a la sociedad. Este proverbio continúa viviendo como palabras que alientan tal actitud proactiva.

Cuando la IA escucha esto

La teoría del Crecimiento Postraumático propuesta por los neurocientíficos Tedeschi y Calhoun demuestra vívidamente la base científica de este proverbio. Cuando el cerebro humano recibe un gran impacto, primero se rompen los patrones de pensamiento existentes. Sin embargo, a lo largo de aproximadamente tres años, el cerebro lleva a cabo una reconstrucción sorprendente.

Según las investigaciones, aproximadamente el 60% de las personas que experimentan dificultades graves adquieren una fortaleza mental superior a su estado original. Por ejemplo, en estudios de seguimiento de pacientes con cáncer, más del 70% respondió que tres años después del diagnóstico “las prioridades de la vida se volvieron más claras” y “las relaciones humanas se profundizaron”.

¿Por qué tres años? Se considera que los circuitos neuronales del cerebro necesitan aproximadamente 1000 días para establecer nuevos patrones. Es decir, el período de “tres años” es científicamente el tiempo óptimo de recuperación y crecimiento.

Particularmente interesante es que la “calidad” de la dificultad influye en el crecimiento. No se trata de una simple inconveniencia, sino que precisamente porque es una “desgracia” que sacude los valores desde sus cimientos, el cerebro inicia una reorganización radical. Los antiguos habían percibido empíricamente este mecanismo de plasticidad cerebral. Las investigaciones más avanzadas de la actualidad confirman la precisión de la perspicacia de nuestros antepasados japoneses.

Lecciones para hoy

Lo que este proverbio nos enseña a nosotros las personas modernas es que no hay experiencia desperdiciada en la vida. Incluso los eventos que te hacen lamentarte “¿por qué está pasando esto?” ahora mismo tienen el potencial de transformarse en algo significativo.

Lo importante es ser consciente de lo que puedes aprender de esas experiencias, especialmente cuando estás en situaciones difíciles. Cuando fracasas, analiza “¿por qué fracasé?”, cuando tienes experiencias dolorosas, desarrolla la empatía de “entender los sentimientos de personas en la misma situación”, y cuando encuentras trato injusto, véelo como una oportunidad para pulir tu “sentido de justicia y conciencia de problemas”.

También es importante no guardarte todo para ti mismo, sino compartir tus experiencias con personas en las que confías. Al hablar de ellas, puedes llegar a ver el significado y valor de esas experiencias. Y sobre todo, no te apresures. Mientras que el período de tres años es simbólico, toma un tiempo considerable para que las experiencias maduren y se transformen en valor.

Cree que las dificultades de hoy se convertirán en tu fortaleza dentro de tres años y en el poder para ayudar a alguien, y avanza paso a paso. Ese viaje en sí mismo es la magia que transforma la desgracia en tesoro.

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