Pronunciación de “己の欲する所を人に施せ”
Onore no yokusuru tokoro wo hito ni hodokose
Significado de “己の欲する所を人に施せ”
Este proverbio significa “Da a otros las mismas cosas que deseas para ti o que te traerían alegría.”
En otras palabras, enseña la importancia de mostrar primero a otros la bondad y gentileza que te gustaría recibir tú mismo. En lugar de esperar algo a cambio de otros, expresa el espíritu de compasión proactiva—tomar la iniciativa de hacer por otros lo que te haría feliz si te lo hicieran a ti.
Este proverbio se usa en situaciones donde actúas con consideración hacia los sentimientos de otros en las relaciones humanas. Por ejemplo, cuando ves a alguien en problemas y piensas “me gustaría recibir ayuda si estuviera en su posición” y extiendes una mano amiga, o cuando alguien está cansado y piensas “me gustarían palabras de consuelo si estuviera en su lugar” y le hablas. Incluso hoy, esta enseñanza continúa siendo querida por muchos como una mentalidad fundamental para construir buenas relaciones humanas.
Origen y etimología
Este proverbio en realidad se origina del clásico chino antiguo “Las Analectas.” Cuando el discípulo de Confucio, Zigong, preguntó: “¿Hay una palabra que pueda servir como principio de conducta para la vida?” Confucio respondió con la enseñanza “No impongas a otros lo que no deseas para ti mismo,” que se considera la fuente original.
Curiosamente, durante el proceso de transmisión a Japón, “lo que no deseas” cambió a “lo que deseas.” Se piensa que esto no fue meramente una mala transmisión, sino que fue influenciado por el trasfondo cultural japonés. El original chino era una advertencia pasiva que significaba “no hagas a otros lo que no te gusta,” pero en Japón se transformó en una expresión positiva de compasión que significa “da a otros lo que deseas para ti mismo.”
Este cambio está profundamente conectado con el espíritu japonés del “omotenashi” (hospitalidad) y la cultura de pensar desde las perspectivas de otros. Apareció frecuentemente en libros morales y textos instructivos durante el período Edo, estableciéndose ampliamente como principios de comerciantes y educación samurái. Esto representa un ejemplo interesante de fusión cultural, donde el pensamiento confuciano experimentó una interpretación únicamente japonesa para establecerse como una enseñanza más proactiva y cálida.
Ejemplos de uso
- Ella siempre cuida a los recién llegados atentamente con el espíritu de “Haz a las personas lo que tú mismo deseas”
- Como dice el dicho “Haz a las personas lo que tú mismo deseas,” hagamos un esfuerzo por saludar a otros primero
Interpretación moderna
En la sociedad moderna, este proverbio ha adquirido nuevos significados y desafíos. Con la adopción generalizada de las redes sociales, muchas personas buscan “me gusta,” empatía y reconocimiento. Siguiendo el espíritu de este proverbio, se vuelve importante enviar primero reacciones cálidas a las publicaciones de otros y dejar comentarios alentadores.
Sin embargo, en tiempos modernos, la diversificación de valores ha progresado. Lo que te trae alegría no es necesariamente lo que hace felices a otros. Por ejemplo, alguien a quien le gustan las sorpresas podría dárselas a otros, solo para descubrir que el receptor se siente molesto. La interpretación moderna requiere compasión más delicada—”ponerte en la posición de la otra persona y pensar en lo que esa persona probablemente querría, luego actuar en consecuencia.”
Con el avance tecnológico, ahora podemos conectarnos con más personas que nunca. Ahora que el trabajo remoto y la comunicación en línea se han vuelto comunes, ha aumentado la importancia de transmitir sentimientos de cuidado hacia otros incluso a través de pantallas. Incluso con un solo mensaje, siendo consciente de escribir de una manera que te haría feliz recibir, puedes construir relaciones humanas cálidas incluso en espacios digitales.
Cuando la IA escucha esto
Este contraste entre la “regla de oro activa” y la “regla de oro pasiva” occidental revela diferencias fundamentales en la concepción del ser humano entre las civilizaciones oriental y occidental.
El precepto cristiano “no hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti” considera la naturaleza humana como “pecaminosa” y comienza la moralidad desde el principio de “no causar daño”. Es un pensamiento defensivo que busca el “bien mínimo”. Por el contrario, esta enseñanza de Confucio confía en la naturaleza humana como algo “bueno” y predica que debemos compartir activamente las cosas buenas.
Lo interesante es su relación con el “sesgo de aversión a las pérdidas” revelado por la investigación neurocientífica. Como los humanos reaccionan 2.5 veces más intensamente a perder algo que a ganarlo, se podría decir que el enfoque pasivo occidental está mejor adaptado a las características psicológicas humanas.
Sin embargo, el pensamiento oriental busca trascender estas limitaciones biológicas para alcanzar un “ideal humano”. El concepto confuciano del “junzi” (persona ejemplar) es precisamente eso: busca una perfección moral que va más allá de la naturaleza humana natural.
Observando la sociedad moderna, las leyes son listas occidentales de “lo que no se debe hacer”, pero la cultura del voluntariado y la contribución social se acercan más a la idea oriental de “buenas acciones activas”. Quizás sea la complementariedad de estos dos enfoques lo que puede realizar una sociedad ética más rica.
Lecciones para hoy
Lo que este proverbio nos enseña hoy es que la base de las relaciones humanas es la actitud de “yo primero.” En lugar de esperar bondad de otros, al mostrar primero a otros la gentileza que nos gustaría recibir, nacen conexiones cálidas.
En la sociedad moderna, en medio del ajetreo y la competencia, tendemos a pensar solo en nosotros mismos. Sin embargo, un pequeño gesto de consideración o palabra de aliento puede iluminar todo el día de alguien. Trata de decir a un colega cansado las palabras que te gustaría escuchar cuando estás exhausto. Haz por un amigo preocupado lo que te gustaría que hicieran por ti cuando estás preocupado.
Lo importante es no esperar nada a cambio. Al actuar con el sentimiento puro de “espero que esto los haga felices,” tu propio corazón se enriquece. La acumulación de pequeñas bondades eventualmente construirá grandes relaciones de confianza y extenderá un círculo de conexiones humanas cálidas a tu alrededor. Comenzando hoy, ¿por qué no encender una pequeña llama en el corazón de alguien con el espíritu de “yo primero”?


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