Los ohagi de verano y los hijos de las hijas son difíciles de pedir: Proverbio japonés

Proverbios

Pronunciación de “夏おはぎと娘の子はたばいにくい”

natsu ohagi to musume no ko wa tabai nikui

Significado de “夏おはぎと娘の子はたばいにくい”

Este proverbio expresa el significado “incluso si quieres obtener algo, es difícil de adquirir” o “incluso si deseas algo, no va como deseas.”

“Tabai” proviene del verbo honorífico del japonés clásico “tabau” (comer), y aquí se usa en el sentido más amplio de “obtener” o “adquirir.” El ohagi en la temporada calurosa del verano está fuera de temporada y es difícil de comer, y los niños nacidos de hijas pertenecen a otras familias, por lo que los abuelos no pueden mimarlos libremente – esta expresión combina estas dos “cosas difíciles de obtener.”

Este proverbio se usa al expresar situaciones donde algo se desea fuertemente pero es difícil de realizar debido a varias circunstancias o limitaciones. En lugar de simplemente decir “imposible,” se usa para expresar dificultades sutiles como “existe, pero las condiciones no se alinean” o “el momento no coincide.” Incluso hoy, podemos usar esta antigua expresión para describir elocuentemente situaciones que no van según lo planeado debido a sistemas, costumbres, momento y otras razones.

Origen y etimología

El origen de este proverbio no es cierto, pero se piensa que surgió como una expresión profundamente arraigada en el estilo de vida y las sensibilidades estacionales del período Edo.

Veamos primero el “ohagi de verano.” El ohagi era originalmente una confección japonesa estacional que se comía durante el equinoccio de otoño. Se consideraba más delicioso cuando se hacía con frijoles azuki frescos durante la temporada de cosecha de otoño. Si uno trataba de hacer ohagi durante el período caluroso del verano, en una era cuando las técnicas de conservación estaban poco desarrolladas, los ingredientes se echarían a perder fácilmente, y el apetito de las personas disminuiría, haciendo difícil que la gente los comiera.

Por otro lado, “hijo de hija” se refiere a un niño nacido de una hija – es decir, un nieto. En el antiguo Japón, era común que las hijas entraran a la familia de su esposo al casarse y se convirtieran en parte de ese hogar. Por lo tanto, los niños nacidos de hijas se convertirían en herederos de otras familias, y aunque los abuelos maternos pudieran amarlos, era difícil mantenerlos cerca y criarlos.

Así, esta expresión nació del punto común de que ambos “existen pero no van como uno desea” y son “difíciles de obtener.” Se puede decir que es una expresión metafórica verdaderamente hábil que encarna las experiencias vividas de las personas en el período Edo.

Ejemplos de uso

  • Aunque encontré una buena propiedad, es como “Los ohagi de verano y los hijos de las hijas son difíciles de pedir” – no está progresando hacia el contrato.
  • El trato con esa empresa es como “Los ohagi de verano y los hijos de las hijas son difíciles de pedir,” así que es mejor no esperar mucho.

Interpretación moderna

En la sociedad moderna, la “dificultad de obtener” expresada por este proverbio aparece en formas más complejas y diversas. En la era de la información, la información y productos deseados pueden encontrarse fácilmente en internet, pero la dificultad de obtener “cosas verdaderamente valiosas” y “cosas óptimas para uno mismo” permanece sin cambios.

Por ejemplo, mientras la información laboral abunda en el mercado de empleo, encontrar un lugar de trabajo ideal que coincida perfectamente con las condiciones de uno es difícil. También, mientras podemos conectarnos con muchas personas a través de las redes sociales, ganar amigos con quienes podamos construir relaciones verdaderamente profundas no es simple. Estos pueden llamarse versiones modernas de “ohagi de verano e hijos de hijas.”

Además, la importancia del “momento” se ha vuelto más pronunciada en tiempos modernos. En decisiones importantes de la vida como inversión en acciones, compras de bienes raíces, cambios de trabajo y matrimonio, perder el momento apropiado a menudo resulta en oportunidades perdidas. Precisamente porque la información se transmite instantáneamente en tiempos modernos, juzgar “ahora es el momento” se ha vuelto más difícil.

Este proverbio enseña a las personas modernas el corazón que acepta que “no todo saliendo según lo planeado es natural.” Muestra la importancia de una actitud realista y positiva de hacer lo mejor dentro de las limitaciones, en lugar de buscar la perfección excesivamente.

Cuando la IA escucha esto

El impacto del calor veraniego en el cerebro humano es un fenómeno comprobado por la neurociencia moderna. Las investigaciones han demostrado que cuando la temperatura supera los 28 grados, la actividad de la corteza prefrontal del cerebro disminuye, debilitando la función que controla los comportamientos impulsivos.

Lo fascinante de este proverbio es que la gente del período Edo ya comprendía intuitivamente este mecanismo psicológico. La sensación de libertad del verano no es simplemente una cuestión de estado de ánimo, sino un cambio fisiológico que realmente entorpece el juicio. La secreción de serotonina, un neurotransmisor, aumenta durante el verano, lo que provoca tanto una elevación emocional como una disminución del pensamiento racional.

La combinación de “ohagi” (dulce de arroz) y “la hija del vecino” es también exquisita. Ambos simbolizan deseos humanos primitivos: el anhelo por lo dulce y la nostalgia por el afecto. En psicología se sabe que el estrés causado por el calor aumenta el deseo de azúcar, y al mismo tiempo se intensifican los sentimientos románticos. Esto se debe a que el aumento de la temperatura corporal provoca reacciones fisiológicas similares a un estado de excitación.

Los antiguos estaban alerta ante el verano como “la estación en que se relaja la razón”. Que aún hoy en día abunden los romances en festivales veraniegos y playas no es casualidad, sino una característica biológica humana. La perspicacia de los antiguos sobre cómo las estaciones influyen en el corazón humano era científicamente correcta.

Lecciones para hoy

Lo que este proverbio nos enseña hoy es “la sabiduría de aceptar las cosas que no van según lo planeado.” En tiempos modernos, cuando vemos el éxito de otros en las redes sociales o tenemos demasiadas opciones debido a la sobrecarga de información, tendemos a pensar “quiero tenerlo todo” o “no tiene sentido a menos que sea perfecto.” Sin embargo, la vida puede volverse más profunda precisamente debido a las limitaciones.

Lo importante no es rendirse, sino “hacer lo mejor que podamos ahora.” Incluso cuando las condiciones ideales no se cumplen, podemos idear soluciones dentro de esas limitaciones y encontrar disfrute. Si el ohagi es difícil de comer en verano, debería haber comidas deliciosas específicas del verano. Si no podemos ver a los hijos de nuestras hijas frecuentemente, la alegría cuando sí nos encontremos será aún mayor.

En la sociedad moderna, redescubrir el valor de lo que tenemos ahora, en lugar de estar obsesionados con lo que no podemos obtener, puede ser el atajo a la felicidad. Este proverbio ofrece una voz gentil diciendo “está bien” a aquellos que se han agotado buscando la perfección. En lugar de lamentar las limitaciones de la vida, cultivemos corazones que aprecien la pequeña felicidad dentro de ellas.

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