Pronunciación de “我が身の一尺は見えぬ”
Waga mi no isshaku wa mienu
Significado de “我が身の一尺は見えぬ”
“No se puede ver un shaku de nuestro propio cuerpo” significa que uno no puede entenderse correctamente a sí mismo y que es difícil verse objetivamente.
Las personas pueden ver fácilmente los defectos y problemas de otros, pero cuando se trata de ellas mismas, tienden a volverse ciegas. Esto representa que así como es físicamente difícil ver los propios pies, también es mentalmente difícil comprender objetivamente el propio carácter y comportamiento.
Este proverbio se usa principalmente cuando se fomenta la autorreflexión o se explica la importancia de aceptar consejos de otros. Por ejemplo, se usa cuando se transmite a alguien que solo critica a otros la importancia de reflexionar primero sobre sí mismo. También se usa en contextos donde uno reconoce humildemente que aunque piense que es perfecto, en realidad hay aspectos que se pasan por alto.
Incluso hoy, esta expresión se entiende como una verdad universal que muestra los límites de la autoconciencia. La sabiduría de este antiguo proverbio se aplica cuando se reflexiona sobre uno mismo antes de criticar a otros en las redes sociales, o cuando se entiende la brecha entre la autoevaluación y la evaluación de otros en el lugar de trabajo.
Origen y etimología
Se piensa que el origen de “No se puede ver un shaku de nuestro propio cuerpo” surgió de observaciones extremadamente prácticas basadas en la estructura física humana.
La etimología de este proverbio expresa literalmente las limitaciones físicas al mirar el propio cuerpo. Aunque las personas pueden mirar hacia abajo a sus propios cuerpos, hay partes que no entran en su campo de visión, como la espalda o la parte posterior de la cabeza. El uso de la longitud específica “un shaku” se presume que tiene como trasfondo el sistema de pesos y medidas del período Edo. Un shaku corresponde a aproximadamente 30 centímetros, que es una distancia exquisita que expresa exactamente el rango que no se puede ver cuando una persona mira hacia abajo a sus pies.
Considerando el trasfondo histórico cuando este proverbio se estableció, probablemente surgió de las experiencias vividas de la gente común durante el período Edo. Las personas de esa época no tenían una abundancia de espejos como nosotros hoy, y las oportunidades de verse objetivamente eran limitadas. Por lo tanto, expresaron la característica humana fundamental de “no poder entenderse a uno mismo” a través de una metáfora física familiar y fácil de entender.
La estructura del lenguaje también es interesante, ya que combina la expresión familiar “el propio cuerpo” con la unidad específica de medida “un shaku”, mostrando el ingenio de transmitir conceptos abstractos como experiencias familiares y tangibles.
Ejemplos de uso
- Me he estado enfocando en guiar a mis subordinados, pero como no se puede ver un shaku de nuestro propio cuerpo, tal vez también debería revisar mis propias habilidades de gestión
- Puedo ver claramente los defectos de esa persona, pero como no se puede ver un shaku de nuestro propio cuerpo, primero déjame reflexionar sobre mí mismo
Interpretación moderna
En la sociedad moderna, “No se puede ver un shaku de nuestro propio cuerpo” ha aumentado en importancia. Con la difusión de las redes sociales e internet, hemos podido observar las vidas y acciones de otros con mucho mayor detalle que antes. Sin embargo, irónicamente, este progreso tecnológico ha resaltado la dificultad de la autoconciencia.
En línea, es fácil comentar y criticar las publicaciones de otros. Las personas expresan opiniones sobre todo: declaraciones políticas, elecciones de estilo de vida, métodos de crianza. Sin embargo, sorprendentemente no son conscientes de las reacciones cuando hacen publicaciones similares ellas mismas, o del impacto que sus propias declaraciones tienen en otros.
También, en los entornos empresariales modernos, se enfatizan las evaluaciones de 360 grados y la cultura de retroalimentación, pero estos son precisamente sistemas que se basan en la característica humana de que “No se puede ver un shaku de nuestro propio cuerpo”. La brecha entre la autoevaluación y la evaluación de otros se ha convertido en un problema en muchos lugares de trabajo.
Lo interesante es que con el desarrollo de la tecnología de IA, nuestros patrones de comportamiento y preferencias se han vuelto cuantificables. Esto ha hecho posible visualizar como datos las partes de “nuestro propio pie” que anteriormente eran invisibles. Sin embargo, incluso cuando se muestran datos, la dificultad de aceptarlos permanece sin cambios, y hay bastantes personas que lo niegan, diciendo “los datos están mal”.
Este proverbio muestra la esencia de la humanidad que permanece sin cambios sin importar cuánto avance la tecnología.
Cuando la IA escucha esto
Los seres humanos modernos tocan sus teléfonos inteligentes un promedio de 96 veces al día, y aproximadamente un tercio de esas veces está relacionado con selfies y publicaciones en redes sociales. Sin embargo, a pesar de vivir en una época en la que observamos tanto nuestra apariencia exterior, ¿por qué sigue aumentando el número de personas que se angustian diciendo “no sé quién soy realmente”?
La ironía de la cultura del selfie es que lo que captura la cámara es un “yo idealizado”. Suavizamos la piel con aplicaciones de belleza, ajustamos el ángulo y tomamos decenas de fotos hasta conseguir la perfecta. En otras palabras, lo que vemos no es nuestro verdadero yo, sino una imagen virtual procesada.
Aún más interesante es el resultado de investigaciones que muestran que cuanto más obsesionados estamos con los selfies, más disminuye nuestra capacidad de autoobservación objetiva. Según estudios de psicólogos, las personas que se toman selfies con frecuencia son menos capaces de comprender con precisión “cómo los ven los demás”. Al vernos a través del lente de una cámara, paradójicamente perdemos de vista nuestro yo real.
Para las personas del período Edo, incluso los espejos eran objetos preciosos. Aun así, se conocían a sí mismas a través de las relaciones con otros y cultivaban su mundo interior. La “tecnología para verse a uno mismo” que han obtenido los seres humanos modernos se ha convertido, en realidad, en una herramienta que nos aleja de nosotros mismos. El verdadero autoconocimiento no se refleja en la pantalla del teléfono inteligente, sino en el espejo de las relaciones humanas cotidianas.
Lecciones para hoy
“No se puede ver un shaku de nuestro propio cuerpo” enseña a las personas modernas la importancia de la humildad y el valor de las relaciones con otros.
En la sociedad moderna donde el perfeccionismo es desenfrenado, se ha vuelto difícil reconocer los propios defectos y limitaciones. Sin embargo, este proverbio nos enseña que “tener partes invisibles es natural”. Esto no es algo de lo que avergonzarse, sino prueba de que somos humanos.
Lo importante es tener la actitud de aceptar honestamente la retroalimentación de personas confiables. Los consejos de familia, amigos y colegas son un espejo precioso que te muestra tu “pie invisible”. Incluso si se siente difícil de aceptar al principio, vale la pena detenerse y pensar en ello.
También, especialmente cuando quieras criticar a otros, recuerda este proverbio. Es natural ver los defectos de otros, pero no debes olvidar que tú también tienes partes que no puedes ver.
En los tiempos modernos, han aumentado las oportunidades de colaborar con personas que tienen valores diversos. Al construir relaciones donde podamos complementar las “partes invisibles” de cada uno, podemos lograr un crecimiento más rico tanto como individuos como organizaciones. Reconocer las propias limitaciones no es debilidad, sino verdadera fortaleza.


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