Pronunciación de “勝てば官軍、負ければ賊軍”
Kateba kangun, makereba zokugun
Significado de “勝てば官軍、負ければ賊軍”
Este proverbio expresa la realidad de que “el lado que gana en batalla se convierte en justicia, mientras que el lado perdedor es marcado como malvado,” representando cómo la victoria y la derrota determinan la justicia.
En su significado original, esto es simplemente una observación de los hechos. Más que un juicio moral del bien y el mal, muestra un reconocimiento calmado de la realidad de que “así es como funciona el mundo.” La historia la escriben los vencedores, y los valores y reclamos del lado ganador se transmiten a las generaciones futuras como “correctos,” mientras que los argumentos del lado perdedor son tratados como “incorrectos.”
Las situaciones donde se usa este proverbio son cuando se observan objetivamente los resultados de luchas de poder o competencia. Se ha usado como sabiduría para dar un paso atrás y enfrentar calmadamente la realidad en situaciones que tienden a volverse emocionales. Proporciona la perspectiva de que “el lado perdedor ahora es tratado como el villano, pero si los resultados hubieran sido diferentes, la evaluación podría haberse invertido.” Incluso en tiempos modernos, este mecanismo fundamental de la sociedad humana permanece sin cambios.
Origen y etimología
Este proverbio nació de la Restauración Meiji, el mayor punto de inflexión político en la historia japonesa. Al final del período Edo, las fuerzas que apoyaban al shogunato Tokugawa y las fuerzas que apoyaban al nuevo gobierno centrado en el Emperador estaban en feroz conflicto.
Lo interesante es que durante la Guerra Boshin, ambos bandos afirmaban ser el “ejército imperial.” El lado del shogunato luchó como el “ejército imperial derrotando a los enemigos de la corte,” mientras que el lado del nuevo gobierno luchó como el “ejército imperial alzando la bandera imperial.” Sin embargo, cuando el nuevo gobierno Meiji finalmente ganó, la historia fue reescrita desde la perspectiva del vencedor.
“Ejército imperial” originalmente significaba el ejército del Emperador, una palabra que simbolizaba legitimidad y autoridad. Mientras tanto, “ejército rebelde” significaba un ejército rebelándose contra la corte imperial. Después de que se decidieron los resultados de la batalla, el lado ganador declaró “nosotros fuimos el ejército imperial justo desde el principio” e inscribió al lado perdedor en la historia como el “ejército rebelde.”
Este proverbio se extendió precisamente debido a esta experiencia histórica. La gente fue testigo de primera mano de la realidad de que la justicia y legitimidad a veces podían ser determinadas después del hecho por la victoria y la derrota. Esta debe haber sido una experiencia impactante que sacudió los valores de la gente en ese momento.
Datos curiosos
El dominio Aizu, que fue marcado como “ejército rebelde” en la Guerra Boshin, era en realidad un dominio que mantuvo lealtad al shogun Tokugawa hasta el final. Sin embargo, fue marcado como enemigo de la corte por el gobierno Meiji, y su honor no fue restaurado por mucho tiempo. Irónicamente, el espíritu del bushido de Aizu es altamente valorado en tiempos modernos.
El término “ejército imperial” en realidad existía desde el período Nara. Sin embargo, se estableció como un proverbio común después del período Meiji, habiendo sido usado previamente principalmente como terminología militar y política especializada.
Ejemplos de uso
- El drama de adquisición de esa empresa finalmente se redujo a “Si ganas eres el ejército imperial, si pierdes eres el ejército rebelde,” con la estrategia del lado exitoso siendo considerada correcta
- El mundo político es todo sobre “Si ganas eres el ejército imperial, si pierdes eres el ejército rebelde,” así que las políticas del partido que gana las elecciones se convierten en justicia
Interpretación moderna
En la sociedad moderna, el significado de este proverbio se ha vuelto más complejo. Con la expansión de las redes sociales e internet, las fuentes de información se han diversificado, creando cambios en la estructura donde “los ganadores escriben la historia.”
En casos de escándalos corporativos o corrupción política, situaciones donde las explicaciones de las autoridades habrían sido previamente aceptadas ahora ven cada vez más la verdad revelada a través de las voces de los ciudadanos y denunciantes. Sin embargo, al mismo tiempo, las noticias falsas y la manipulación de información se han vuelto más sofisticadas, haciendo difícil discernir qué es verdadero.
En el mundo empresarial, las estrategias y métodos de gestión de las empresas exitosas tienden a ser hablados como la “respuesta correcta.” Sin embargo, muchas empresas fallan incluso usando los mismos métodos, y el hecho de que la suerte y el contexto histórico influyen grandemente en el éxito a menudo se pasa por alto.
En política también, las políticas de los partidos que ganan elecciones son legitimizadas como “la voluntad del pueblo,” mientras que incluso victorias estrechas a veces son tratadas como si hubieran recibido apoyo completo.
En tiempos modernos, este proverbio nos enseña la importancia del pensamiento crítico más allá del mero reconocimiento de la realidad. La actitud de analizar calmadamente no solo las victorias y derrotas superficiales, sino su trasfondo y procesos, se ha vuelto más importante. Necesitamos tener perspectivas multifacéticas y ver las cosas no solo desde la lógica del vencedor sino también desde el punto de vista del perdedor.
Cuando la IA escucha esto
La estructura de los escándalos y elogios en las redes sociales muestra un fenómeno fascinante como versión moderna de “el ganador se lleva todo”. Las mismas declaraciones o acciones reciben evaluaciones completamente diferentes según el número de seguidores, el momento de difusión y las características de los partidarios.
Consideremos, por ejemplo, una publicación que denuncia el escándalo de una empresa. Si quien publica es un influencer con gran alcance y la opinión pública está en una ola de críticas hacia las empresas, será elogiado como un “valiente denunciante”. Sin embargo, el mismo contenido, si es publicado por alguien desconocido cuando hay un ambiente de simpatía hacia la empresa, puede convertirse en un escándalo por ser considerado “difamación sin fundamento”.
El núcleo de este fenómeno es la “lógica de los números”. Quien tiene más retweets, likes y comentarios se convierte en el “ejército oficial”, mientras que quien tiene menos es tratado como el “ejército rebelde”. Lo que merece especial atención es que estas posiciones de “ejército oficial” y “ejército rebelde” pueden invertirse en menos de 24 horas. Con la aparición de nueva información o la entrada de figuras más influyentes, la “justicia” de ayer se convierte en la “maldad” de hoy.
Mientras que en las estructuras de poder tradicionales los “ganadores” eran fijos, en la era de las redes sociales los grupos de apoyo fluidos forman poder instantáneamente y luego se disuelven. Aunque esto parece democrático, en realidad es el “sistema de certificación del ejército oficial” más inestable e impredecible que existe.
Lecciones para hoy
Lo que este proverbio nos enseña hoy es la importancia de ver las cosas desde múltiples ángulos. Lo que se considera “correcto” ahora podría simplemente ser contado desde la perspectiva del vencedor.
Lo importante es cultivar la habilidad de ver a través de la esencia sin ser engañados por victorias y derrotas superficiales. Mantengamos una actitud de aprender no solo de las historias de personas exitosas sino también de las experiencias de personas que fallaron. Al tratar de pensar desde la posición de los “villanos” históricos, podríamos hacer nuevos descubrimientos.
También, especialmente cuando estás en la posición del “ganador,” recuerda este proverbio. Es importante no olvidar que el éxito actual no es permanente y mantener compasión por los derrotados.
En la sociedad moderna, la información desborda, pero mucha de ella es transmitida por “ganadores.” Desarrollemos el hábito de mantener pensamiento crítico y buscar activamente información desde diferentes perspectivas. La verdad siempre tiene múltiples facetas.
Este proverbio debería servir como punto de partida para aceptar la realidad de la sociedad humana mientras se aspira a una sociedad más justa y diversa.


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